Ruta slow por Pollença
Guía para conocer la localidad desde una mirada artesanal y tranquila
En un rincón del norte de Mallorca, donde las montañas acarician el mar y las calles empedradas guardan susurros de siglos pasados, se encuentra Pollença, una de las localidades con más alma de la isla. Pasearla sin prisa es un regalo. Vivirla despacio, una experiencia.
En Teixits Vicens, llevamos más de 160 años formando parte de esta historia. Por eso hoy queremos invitarte a descubrir Pollença desde una mirada lenta y sosegada, una que valora lo auténtico, lo hecho a mano, lo que se saborea a cada paso.
Prepárate para caminar sin mapa. Esta es una ruta para dejarse llevar por los sentidos.
Mañana: despertar entre mercado, café y telares
Empieza el día temprano, cuando la luz de la Serra de Tramuntana aún es suave y las persianas se abren con pereza.
1. Desayuno en una plaza con historia
Comienza en la Plaça Major, el corazón de Pollença. Aquí, bajo la mirada de la iglesia de los Santos Ángeles, se respira la vida del pueblo. Pide un café con leche, un ensaïmada o un panecillo de centeno con aceite de oliva mallorquín. Y mira cómo se despereza el pueblo y su gente.
Los domingos por la mañana, la plaza se transforma con su mercado semanal: productos locales, flores frescas, cestas de mimbre, quesos artesanos… El lugar perfecto para perderse sin intención de comprar y salir con las manos llenas.
2. Visita a Teixits Vicens
En Teixits Vicens, abrimos las puertas no solo para mostrar nuestros productos, sino también para compartir una tradición. Aquí seguimos tejiendo a mano las famosas telas de llengües, con la técnica ancestral del ikat mallorquín.
Puedes recorrer el espacio de producción, ver los telares en acción, tocar las fibras, descubrir el proceso paso a paso y conocer de cerca a los artesanos. No es solo una visita: es una ventana al alma textil de Mallorca.
Mediodía: arte, naturaleza y comida con calma
3. Claustre de Sant Domingo y su jardín escondido
A pocos metros del taller, se encuentra este antiguo convento convertido en espacio cultural. Su claustro renacentista invita al silencio y suele albergar exposiciones y conciertos, especialmente en verano.
Junto al claustro, un pequeño jardín de plantas autóctonas es un rincón ideal para respirar hondo. El tiempo parece detenerse aquí.
4. Merienda con sabor local
Pollença ofrece una gastronomía sencilla y deliciosa. Busca un pequeño restaurante familiar o una terraza tranquila donde probar platos típicos como el tumbet, el frit mallorquí o una buena ensalada con productos del huerto.
Acompáñalo con un vino de la isla o una copa de vi de la terra, y si puedes, pide el gató con helado de almedra. Es como comerse Mallorca en una cuchara.
Tarde: paseo, escalinatas y horizonte
5. Calvari: 365 escalones hacia la calma
Después de comer, sube con calma los 365 peldaños del Calvari, la famosa escalinata que lleva a una pequeña ermita con vistas espectaculares del pueblo y el valle. Cada escalón es una pausa, una foto, una inspiración.
En la cima, el silencio y el paisaje te recordarán por qué viniste. Y por qué volverás.
6. Tiendas con alma
Al bajar, recorre las tiendas de artesanía, galerías de arte y talleres de creadores locales. En Pollença hay ceramistas, pintores, diseñadores y joyeros que trabajan con pasión. Aquí cada objeto tiene historia, cada compra tiene rostro.
Noche: cena bajo las estrellas
7. Cena a la luz de los faroles
Cuando cae la noche, Pollença brilla con otra luz. Las terrazas se encienden, los callejones murmuran. Escoge un rincón tranquilo para cenar a la intemperie. Aquí, el lujo no está en lo sofisticado, sino en la sencillez bien hecha.
Una buena conversación, una copa de vino local y una mesa vestida con una tela que quizás ya reconoces: puede que sea una llengua de Teixits Vicens, decorando el mantel de una cena que recordarás.
Vivir Pollença sin prisas
Hacer una ruta sin prisa y con mucha pausa por Pollença no es solo ver lugares, sino conectar con ellos. Sentir el ritmo pausado del pueblo, hablar con sus gentes, mirar con otros ojos. Y entender que lo más valioso no se compra en velocidad, sino que se descubre al caminar.
En Teixits Vicens creemos en ese Mallorca tranquilo, auténtico y lleno de alma. Y estamos aquí, en cada hilo, para recordártelo.